18 de marzo de 2017

Pregón Carnaval Riotinto 2017 (I)



¡Buenas tardes, Riotinto! 

Aquí tienes a un picapiedra, un bebé, un periodista, una embarazada, un albañil, una bailarina, un dormilón, una corista, una gitana, una brasileña, un muñeco, un relojero, un prejubilado, un callejero, un siamés, una fantasía, un fenicio, un campanillero, un tenista, un malapata, un gurumelero, un gossaman, un payaso, un señor mojino, una estrellita, un cavernícola, un controlador y este año, un mojino 2.0.

Ante vosotros, un riotinteño feliz, nervioso, emocionado, que sabe que el honor de pregonar nuestro carnaval viene antes de tiempo. Un carnaval que tenían que haber pregonado antes que yo muchas personas, entre las que se encuentran, por ejemplo, Lorena y Rocío Bermúdez, mi cuñado Alberto o mi hermano Grego y sus 16 carnavales en estas tablas.

Personas que están conmigo desde siempre y que fueron los primeros que me explicaron qué es el carnaval. Me lo decían una y otra vez en esos tiempos en los que yo lo veía absurdo. No entendía qué necesidad tenían de disfrazarse de Mari Popins, de circo, de jardinero o de banquero. Ensayar cuatro meses para subirse a un escenario a cantar, criticar, parodiar…delante de centenares de personas que podían aplaudir o no, reírse o no, compartir sus críticas o no. Exponerse al escrutinio del pueblo vestido con ropas llamativas es, piénsenlo, lo más absurdo del mundo. O eso creía.

El cambio llegó cuando mi cuñado, mi hermano y el resto de los Pitijopos se disfrazaron de tortugas ninjas. Fue la primera vez que quise disfrazarme, quería pintarme la cara de verde, quería ser otro, o al menos interpretar a otro. Esa chirigota gustó mucho ese año y yo, enamorado del disfraz, además veía que disfrutaban en el escenario y las caras de los presentes en el teatro cambiaban también a mejor.

Ante la pregunta ¿para qué sirve el carnaval?, aquí tienen la primera respuesta: para ser y hacer felices a los demás. Para regalar una sonrisa al que lo necesita, para reírte con tus compañeros, para que olvidemos por un momento los inconvenientes del día a día.

Esto de pregonar el carnaval de Riotinto no me nubla la vista. Sé que no estaría disfrutando este momento si no es por esos de los que antes hablaba y en casa cantaban los pasodobles de Cádiz y los estribillos de Riotinto y seguían una tradición que empezaron otros grupos algunos años antes: la Unión, el Mortuorio, la Coral, el Chasca. Tampoco estaría hablándole a mi pueblo si no es por mi chirigota; si no es por las personas que forman mi chirigota. Por esa razón, he querido que lo primero que se escuchara de este pregón fuera una copla nuestra, cantada por todos, porque esto es tan mío como suyo. Tan mío como de los primeros que en Riotinto cantaron carnaval. Yo sólo soy uno más.

¿Para qué sirve el carnaval? Para hacer pueblo, para crear comunidad, para recordar nuestros orígenes y convencernos que compartimos un suelo muy especial, porque este pueblo es muy especial. Piropo, historia y carnaval van de la mano.
Por eso, para demostrarlo, Lorena y Rocío Bermúdez van a cantar un pasodoble de Los Mariachis de 1984. Este pasodoble es un piropo, una realidad y una vuelta a nuestros orígenes carnavaleros. ¡Qué no se olvide!

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