7 de diciembre de 2010

Profesor

Cuando eres niño el tiempo no pasa, vives en el presente. No hay ni pasado ni futuro. Sólo existe el hoy. Poco a poco, se acumulan recuerdos, imágenes, risas y llantos que te muestran como siempre se camina hacia adelante.

El camino no siempre es recto. Hay curvas donde se bajan momentos y personas para no volver porque poco o nada aportaron. Lo (y los) que siguen en el asiento del copiloto continúan ayudándote, acompañándote y guiándote en tu viaje. Hacen que nuestro presente sea más rico, más especial ya que te dan un plus de experiencia vital imposible de dejar atrás.

Hoy es uno de esos días que afloran recuerdos del pasado en la mente. Hoy me acuerdo de alguien que siempre estará en mí, por lo que me aportó y por lo que me sigue dando. Me regaló una vocación y, todavía más importante, me dio a mi compadre, mi amigo, mi hermano.

Hoy recuerdo quién soy y por quién soy así. Llevo un año homenajeando en mis clases de Ciencias Sociales a mi profesor y también a mi amigo. Mañana seguiré haciéndolo.

2 comentarios:

  1. Me gusta este post, Juanma. Me parece una buena reflexión para estos días lluvioso, en los que muchos buscamos entre recuerdos y hacemos revista de lo q fuimos y lo q somos, de los que pasaron desapercibidos por nuestra vida y los que permanecen a nuestro lado y nos siguen aportando,... Y nosotros, de mientras, aprendiendo,...

    ResponderEliminar
  2. Mientras sigamos aprendiendo, el paso del tiempo no debe de asustarnos, sabiendo que en todo aprendizaje hay sustos y golpes, pero también millones de alegrías.

    No está de más, recordar de vez en cuando a quienes se lo merecen, ¿verdad?

    Muchas gracias Carmen por tu comentario. Un abrazo.

    ResponderEliminar