Cuenta la leyenda que Roque, francés nacido hacia el 1300, quedó huérfano muy pronto, donó su herencia a los más necesitados e inició una peregrinación hacia Roma. En su estancia en la hoy conocida como Italia, auxilió a los enfermos de peste y en ese contacto permanente se contagió de esa terrible enfermedad, refugiándose en el bosque para no infectar a los vecinos de Piacenza.
Allí, recibía a diario la visita de un perro que le llevaba un trozo de pan que tomaba de su amo. Tantas veces realizó ese viaje que su dueño, Gottardo Pallastrelli, siguió al perro, encontrando a Roque, llevándoselo a casa y realizarle las curaciones oportunas. Así, Roque superó la enfermedad, cuentan que con la ayuda de un ángel o el propio perro que le lamía las heridas y, con sus nuevos amigos siguió la evangelización y la milagrosa recuperación de los individuos que encontraban a su paso.
Esta es la leyenda, pero para muchos de nosotros San Roque es hoy el nombre de las fiestas patronales riotinteñas que acompañan el mes de agosto como si fuera el Tinto con el tren minero o el perro con el Santo. Fiestas que poco a poco ha ido perdiendo su fuerza de antaño debido sobre todo a la menor fuerza económica de nuestro entorno. Ya hoy no es la patriarcal “Compañía” la que paga las facturas y para un pueblo de cuatro mil habitantes es más difícil traer estrellas rutilantes del panorama musical y atracciones fabulosas.
Por tanto, en estos momentos somos los ciudadanos, junto con los responsables municipales los que tenemos que engrandecer nuestras fiestas. Quedémonos en Riotinto con la familia y amigos y dejemos la playa u otras fiestas para otros días. Últimamente escuchamos que gusta más el Gazpacho que San Roque, ¿por qué? Muy sencillo, porque para las primeras nos concentramos todos y convivimos juntos y en San Roque no. ¿Que hay en el Gazpacho que no haya en San Roque? Nada.
Es cierto que de unos años a esta parte, San Roque ha sido más triste de lo habitual con menos gente, menos atracciones y una parálisis, un estancamiento en la organización, sin ninguna idea nueva. Pero parece que este año será distinto por lo menos en cuanto al riesgo en la organización. Se comenta, se sabe ya, que va a cambiar la “urbanización” de la fiesta, concentrándolo todo en el Centro Cívico: entrada de la caseta municipal, caseta de la juventud, casetas públicas o privadas, atracciones y botellones.
No sé como será el resultado final pero como el que no se arriesga no gana, con muchos días de antelación le digo a Saúl (Concejal de Fiestas) que cuenta con mi apoyo y mi “beneplácito”. Muchos saben que nunca seré objetivo con él, siempre será más que un amigo, pero también él sabe que soy su mayor crítico y hubo otros años que no me gustó lo que llevó a cabo. En esta ocasión ha tomado la salten por el mango y ha decidido darle un nuevo impulso. ¡Ante la falta de medios, ingenio! ¡Muy bien!
Así que ya saben, permanezcan o vengan a Riotinto y disfruten de San Roque de noche…y de día. Seguro que merece la pena.
¿Y eso cuándo es? ¿Los que estamos aquí al lado de campamento nos podremos escapar? Mmmmmmmmm.
ResponderEliminarPermítame usted Sr Gemio contraponer mi espíritu de Biólogo al suyo de Historiador. No es el Tinto el que acompaña al tren, es el tren el que acompaña al Tinto.. que el río Rojo estaba ahí millones de años antes, ¡¡he dicho!! ;-)
SR. Selderawe:
ResponderEliminarLas fiestas son el 12, 13, 14, 15 y de 16 de agosto No es que puedas escaparte, es que debe hacerlo. Está oficialmente invitado para tomarnos una fanta naranja juntos y que baile la medusa en la caseta de "El Doblao".
Le acepto el comentario del Rio y el tren. Lo tomaré en cuenta para otra ocasión.
Que raro se hace hablarle de usted.
Un abrazo amigo. Te (le) espero en San Roque.
Al autor lo veo cada vez mas cerca de Dios....me alegro.
ResponderEliminarJaja, los caminos del Señor son inescrutables...
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