Es muy fácil

Es muy fácil pedir un esfuerzo sin esforzarse.

Es muy fácil engañar siendo un profesional.

Es muy fácil callar para no asustar.

Es muy fácil asustar por interés.

Es muy fácil interesarte cuando te interesa.

Es muy fácil olvidarte cuando te interesa.

Es muy fácil indicar un camino si sólo en ese cobras peaje.

Es muy fácil esconder otros caminos si no son los tuyos.

Es muy fácil pedir ejemplos aún no siéndolo nunca.

Es muy fácil negar el futuro cuando lideras el presente.

Es muy fácil liderar el presente olvidándote del futuro –y del pasado-.

Es muy fácil correr un tupido velo.

Es muy fácil sentirse superior si te rodean ineptos.

Es muy fácil ser un inepto si dejas que otro se sienta superior.

Es muy fácil creer los engaños si lo deseas con toda tu alma.

Es muy fácil criticar a los jóvenes cuando ya no lo eres.

Es muy fácil decir y no hacer.

Es muy fácil charlar en el bar, en casa o en el trabajo. Oh, el trabajo.

Es muy fácil hablar cuando debes callar.

Es muy fácil callar cuando debes gritar.

Es muy fácil gritar cuando no tiene cura.

Es muy fácil ser insolidario, individualista, traicionero.

Es muy fácil ser lo anterior y vanagloriarte de tu solidaridad y apoyo al colectivo.

Es muy fácil defender a la izquierda y escribir sólo con la derecha.

Es muy fácil hoy ser de derechas.

Es muy fácil decir que eres de izquierda y no saber lo que significa.

Es muy fácil pedir un cambio en las políticas económicas.

Es muy fácil defender la única política económica vigente.

Es muy fácil solicitar la mejora del mundo, de Europa, de España y no hacer nada por tu pueblo.

Es muy fácil ver morir y decir: “oh, se está muriendo”.

Es muy fácil morir.

Es muy fácil vivir.

Es muy fácil escribir todo esto sentado en mi sillón.

Y a la vez, qué difícil es todo.