17 de febrero de 2014

Ojos


Martes lluvioso. 15.00 h.

Sube la escalera a casa con ojos llenos de preocupación, enfado y sobreesfuerzo. En la mente el mal gesto de su jefe, la cuenta corriente,  las extraescolares de su hijo y  la enfermedad de su madre.

Cuando tocaba pensar en qué podía hacer para comer mañana, entra en casa. En el sofá, concentrado otra vez con esa maldita consola, encuentra a su hijo. Al segundo, el niño levanta la cabeza, aparta la mirada del juego y observa a su padre con sus ojos abiertos, cálidos, amorosos y llenos de esperanza en el futuro.

-¡Hola, papá!- le dice alegre y con una sonrisa- ¡Acabo de ganar la Liga!

En ese momento, olvida qué pensaba en la escalera.



2 comentarios:

  1. Buenooooooooooooo, pero si no me ha salido el comentario. En fin, que te lo vuelvo a poner.
    Eah, la vida en estado puro. Muy bueno, joven Padawan.
    Besos!

    ResponderEliminar
  2. ¿Por qué seremos tan rematadamente pasionales?

    ResponderEliminar