20 de enero de 2015

Sólo quiero regresar a mi casa


En un lugar apartado del bar Juanito, Antonio apura su penúltima manguara del día. Sus temblorosas manos, reflejos de un débil cuerpo que oculta tras la camisa sucia de saneador, acarician su casco de cartón-piedra.

Con cada trago le llegan imágenes de una huelga; de una abarrotada plaza de toros que le escucha hablar de libertad y dignidad; de un incendio provocado en el Pozo Alicia; del rostro de su amigo Luis mientras le decía:

-“Abandono. La huelga se te ha ido de las manos. Vuelvo a la mina con la única intención de regresar a mi casa cada día”.

Recuerdos de un tiempo lleno de esperanzas que finalizó cuando Luis bajó al pozo para inspeccionarlo y no regresar.




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