En el epílogo del siglo XX era común creer que en el nuevo tiempo todo cambiaría. Así, “Por el cambio” era un eslogan de
“Por todo lo que merece la pena”. Merece la pena Corta Atalaya, que lleva cuatro años cerrada, olvidada, inundada por la parada del drenaje. Y también merece la pena trabajar protegidos por un contrato justo.
“Comprometidos con la igualdad”. ¿Son, hoy, iguales, las distintas CC.AA.? ¿Las provincias andaluzas? ¿Los pueblos onubenses? ¿Cobramos lo mismo hombres y mujeres? ¿No es desigualdad la llamada “discriminación positiva? No es igual el inepto nacido en
“Vivimos juntos, decidimos juntos”. No vivimos juntos, no sufrimos juntos y no tenemos los mismos poderes de decisión. ¿Nos preguntaron que nos parecía el dinero aportado a los bancos que ayer se congratulaban de fabulosos beneficios? ¿Quién ha decidido que se acabó la época de bonanza? ¿Quién quiso acabar con nuestras costas? ¿Ha votado Riotinto estar arruinado? ¿Ha querido Riotinto que gobierne quien gobierna?
“Por el pleno empleo” Amigos y familiares responderían fácilmente.
“Ahora que avanzamos, por qué retroceder” Hoy la vicesecretaria general del PP vasco, Arantza Quiroga, posible presidenta del Parlamento de Vitoria, asegura que ella “nunca utilizaría el preservativo”. Ayer, el nuevo dirigente de IU defiende la dictadura castrista y los Mossos utilizan sin rubor la fuerza frente a los estudiantes que se manifestaban por el Plan Bolonia. Ha estrenado película Pedro Almodóvar y disco Alaska. También, en los últimos días han surgido partidarios de la separación por géneros en los colegios.
Sí, es cierto, parece que, pronto, nos veremos inventando el fuego. Pero lo solucionaremos.
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