22 de abril de 2009

Demagogia


La Real Academia Española define el término demagogia como la “práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular” y también como la “degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”.


Parece que está describiendo a José María Aznar, cuya profesión más reconocida era la de demagogo. Es de ingrato recuerdo su ímpetu para guerrear en Irak junto a sus amigos George W. y Toni, excusándose en la lucha por la libertad y la democracia con el fin de derrocar una dictadura. Es admirable como fin y hasta lógico como motivo, siempre y cuando no olvidemos las dictaduras de Arabia Saudita (monarquía absoluta), Corea del Norte (desde 1948), China (desde 1949), Cuba (desde 1959), Egipto (desde 1953),Guinea Ecuatorial (desde 1968), Guinea (desde 1958), Laos, Libia (desde 1969), Mauritania (desde 2005), Myanmar (desde 1948), Nepal (monarquía absoluta hasta 1990 y desde 2005 hasta abril de 2006), Pakistán (desde 2002), Siria, Sudán, Tailandia, Turkmenistán, Vietnam o Zimbabwe. Si lo hacemos, es demagogia.

También ejerce Aznar de demagogo cuando desea abaratar el despido de los trabadores y los subsidios, cuando él cobra de manera vitalicia un sueldo por su anterior trabajo. Y es que es demagogia cuando en momentos de crisis económica y financiera se crítica al trabajador. Resulta que en época de vacas flacas el culpable es el único en el que no se reportaron grandes beneficios en años boyantes. Nadie se acordaba de ellos cuando cobraban (cobrábamos) mil euros o menos y otros (los responsables de la crisis) tenían varios ceros más en la nómina (y lo que no lo era). ¿No será que desean mantener sus ceros y ahora únicamente lo pueden obtener de los pocos ceros del trabajador?

Pero, la demagogia no sólo es cuestión de políticos. El presidente del Banco de España –otro que tendrá un subsidio del 80% de su sueldo el primer año- opina que la jubilación debería alargarse varios años más y superar así los 65 años poniéndose él mismo como ejemplo (tiene 66 años). Si trabajara en una cadena de montaje, de zafreador en una mina, de recolector en el campo ¿pensaría igual?

Aún así, ellos forman parte del pensamiento liberal y ya damos por supuesto ciertas ideas fácilmente cuestionables. Pero ¿y el contrario? Pues igual. Son demagogos también aquellos que presumen de ser "socialistas" y roban y explotan a sus trabajadores. Aquellos miembros del partido socialista que declara una zona como Patrimonio Histórico o Bien de Interés Cultural y no hace nada para que la ley se cumpla, dejando desamparados dichos lugares. Aquellos ministros y presidentes socialistas que juegan en el más estricto sistema capitalista y se refugian en pequeñas “leyes sociales”. También aquellos “comunistas” que en la URSS violaban los derechos de los ciudadanos y aquellos “comunistas” que hoy defienden la democracia y apoyan a Cuba. Y aquella democracia donde la Jefatura de Estado no la decide el pueblo sino la cuna. Todos juegan con quién no sepa o quiera criticarlos. Todos son demagogos.

Y es que la demagogia es el centro de toda la vida política, económica y social actual y, como buenos borregos, no somos capaces de cuestionarlos. Hay mil casos. Mil casos de actividades demagógicas y mil veces que no decimos: ¡Cállate!


Imagen: www.jrmora.com

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