Autora: María Márquez Gento.
Arriba las minorías.
Arriba la pluralidad.
No a la presunción de inocencia.
No a la cultura de masas.
No a los happy end de
la sociedad Disney.
No a las barbies siliconadas
que me ensucian el género.
No a los moldes, a los estereotípos,
a lo que se sobreentiende, a la tradición.
Arriba los diferentes.
Arriba la posibilidad de equivocarse.
Arriba el antihéroe, lo marginal,
lo circense, el perdedor,
el vagabundo, lo alternativo,
lo anormal, el caos del que nacimos.
Arriba los monstruos
de debajo de la cama.
Arriba la culpa que no pesa,
el arrepentimiento y la melancolía.
Arriban los que alzan la voz
por un mundo más justo.
Arriba los amores furtivos,
los callejones oscuros, los susurros,
los secretos compartidos, lo clandestino,
lo prohibido, la tentación,
la duda y la incertidumbre.
No a los que callando otorgan.
No a los que esperan que Dios
les ofrezca un mañana mejor.
No a las aguas estancadas
que no pueden ser bebidas.
Arriba lo soso, lo natural,
lo que nadie hizo y sólo se creo.
Arriba la arruga, la mancha,
lo azaroso y casual.
Arriba la novedad,
el pionero, el camino,
el cambio, la transformación,
el peregrino, el que busca.
Arriba la acción que trae el cambio.
Arriba las cicatrices, las marcas,
lo cosido, el remiendo,
la huella, lo gastado por su uso.
No al tiempo, a los relojes,
a la rutina, al hábito,
No a la herencia, al linaje,
a los derechos de sangre.
No a todo lo que sólo puede
ser comprado y vendido.
No a los que se conforman
con lo visible y viven sin hacer ruido.
No a la palabra “imposible”.
No a la palabra “no”.
Si a todo lo invisible, lo intangible
lo que está pero no se ve.
No a los que aguantan por el que dirán.
No a los que no saben ver el Sol
a través de la lluvia.
No a los que están sin ser y
no a los que ni son ni están.
Arriba los caídos, los que tropezaron
por una u otra razón.
Arriba el que con su sonrisa
combate las tempestades y
conquistan el ánimo.
Arriba la risa, el humor,
los sis y los nos pronunciados a tiempo.
Arriba el contraste, los matices,
la ambigüedad, lo exótico,
las rarezas, lo mestizo,
la mezcla, la fusión,
las razas y su suma.
Arriba la posibilidad de elegir,
la libertad bien entendida.
No a todo lo impuesto,
al castigo, al chantaje,
a la cultura de la otra mejilla,
No a los Hombres-sombras,
al sonido de las cadenas y los grilletes.
Arriba los que con su corazón sereno
y sus ojos desprejuiciados
interpretan el mundo.
Arriba los sujetos
y los que carecen de género,
Arriba el pseudónimo
y las identidades ficticias.
Arriba el que es más de uno a la vez.
Arriba los verbos bien conjugados,
las palabras con brillo,
la verdad personalizada,
lo animal y lo humano.
Arriba el ego, los narcisos flotantes,
el amor propio y el amor ajeno.
No a las armas
blancas o de color,
apagadas o de fuego.
No al que ríe el último
aunque desde el rencor ría mejor.
No a los que miran por el ojo de la cerradura,
por rendijas de puertas y ventanas,
ocultos para mirar y no ser visto.
No a los que caminan tras las huellas
impresas en la arena o en el asfalto.
No a los pájaros de mal agüero,
no al loro remedón,
Si a los que exponen su verdad
sobre las tablas del mundo,
tranquila y serenamente
sin temor a ser juzgado ni malinterpretado.
Sí a los que se ríen por que sí
¿y porque no?.
Arriba el que cree,
el que día a día crece,
el que vence a sus miedos,
el que huye de la violencia,
del conflicto, del combate,
por amor al contrario.
Arriba el que actúa,
con el corazón como guía
y con el corazón como meta.
¿Dónde hay que firmar?
ResponderEliminarYo firmaría también. Un artículo maravilloso el de María.
ResponderEliminarPD: un saludo amigo Selderawe. Espero que estes muy bien.
¡Arriba la Anarquía!
ResponderEliminar;)