19 de marzo de 2009

¿Por qué?


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Porque siempre sale vencedor, aunque nos creamos invencibles. En el más alto escalafón jerárquico siempre estará él, más allá del pueblo o el individuo poderoso. Porque todo lo mueve, aunque pensemos que somos inalterables. Su hoz es la que cultiva, dirige a la naturaleza y modifica las estaciones. Porque controla nuestros instintos y decide nuestras acciones.

Por eso, aquí hablaremos del tiempo y de su poder. No del clima, si no de aquel tiempo auténtico de la Historia que enfrenta el cambio con la duración.

Decía P. Vilar que “el tiempo es un producto de la Historia”. Lo realmente importante es el tiempo interno de cada momento, no el externo cronológico. Los teóricos de la Historia explican que el tiempo histórico empieza por la cronología, relacionado con el tiempo astronómico, posteriormente dará lugar a temporalidades más específicas y precisas, conocidas como tiempo interno, marcado por los acontecimientos, los hechos y pensamientos concretos, llegando finalmente, a la temporalización, es decir, la fijación de épocas.

Aquí nos centraremos en el punto intermedio, en nuestras ideas, momentos y vicisitudes. Un hoy que sólo podemos entender con el ayer influyente, nunca remoto, cuyo conocimiento es imprescindible para entendernos a nosotros mismos.

Hablaremos de nuestro pasado y de nuestro presente. Momentos que devorará el tiempo.

2 comentarios:

  1. Adelante, no hay nada mejor que abrir las ventanas de par en par para renovar el aire viciado. Te agradezco que, con tus textos, nos ventiles las conciencias de vez en cuando, y este es un buen medio, aunque nunca mejor que una buena conversación.

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