30 de abril de 2009

El miedo

Existen varios tipos de miedos. Uno, natural, innato, sinónimo de prudencia. Aquel que evitó que un mamut nos pisoteara, el que hizo que la mayoría de los diputados del Congreso se escondieran de los disparos de Tejero el 23-F, el que causa que gritemos, corramos, pidamos auxilio. En definitiva, aquel que protege y nos ayuda a sobrevivir.


Pero hay otro miedo manufacturado, inducido por algo o por alguien. Hemos estudiado por el temor a suspender, más que por el deseo de aprender. En el colegio se ha utilizado la idea del premio y el castigo. En política local se ha votado a un partido o a otro porque de lo contrario “nos cortaban el grifo”. Eso, que no tiene fundamento democrático, no es más que chantaje, incertidumbre que genera miedo.


Ejemplo claro es la Iglesia que lleva 2000 años utilizándolo para acobardar, controlar y dirigir los designios de sus seguidores. Resultado del pecado original, el miedo viene dado con un infierno que atormenta a todo aquel que no respete la línea marcada.


Siguiendo con esta idea, el anterior presidente de los EEUU, George W. Bush bajaba o subía los niveles de peligro de ataque terrorista cuando su popularidad caía. Era mejor que le observarán como Comandante en Jefe que como Presidente, subiendo el nivel de peligro, creando miedo a la ciudadanía, aunque fuera falso. Y es que, como se podía escuchar ayer en el programa “La Ventana” de la Cadena Ser, podemos utilizar una definición de Fernando Savater que hablaba del Estado como un Estado clínico o terapéutico. Con este tipo de miedos, sólo confiamos en el Estado como la entidad que nos protege del peligro y nos cura y salva de los males exteriores, mirándolo de esa manera como algo necesario, bueno, beneficioso.


En lo que llevamos de siglo hemos escuchado y hemos temido al ántrax, la gripe aviar o la lengua azul. Todos nos ponemos al lado de Estado para sentirnos protegidos, apretándonos el cinturón si fuese necesario. No hablo de conspiraciones, pero si de negocio. ¿Quién sale beneficiado con una ciudadanía temerosa, cobarde? ¿A quién le viene bien el pánico? Después de los beneficios económicos, la crisis. Es curioso que justo en el momento que el trabajador pedía un descenso de las horas laborables semanales, viene la crisis y se discute la facilidad en el despido. Antes de que tu ánimo no tenga control y consigas tu fin, te paro. Por supuesto, esto no es una verdad objetiva, pero ¿podría serlo?


A los muertos y enfermos, por encima de todo, les debemos seriedad y respeto. Pero generan miedo y ¡beneficio! En www.eldiariointernacional.com se hace mención a un artículo titulado "Gripe Aviar, Tamiflu y el Negocio del Miedo", donde se denunciaba que: “…la mencionaba que la pandemia era sólo un negocio de grandes capitalistas, los laboratorios y los principales medios de prensa, con el apoyo del gobierno de Bush. El medicamento que se pretendía imponer -generando millones y millones de dólares a los laboratorios-, era el Tamiflu, el mismo que ahora la OMS recomienda a los gobiernos comprar masivamente, para combatir la Gripe Porcina. Que sospechosamente, igual que la "gripe aviar" (iniciada en Vietnam), parece que sólo ataca a los países subdesarrollados. Cabe señalar que tras del Tamiflu, está la mano de Donald Rumsfeld, ex secretario de defensa del gobierno de Bush y propietario de la empresa que produce este supuesto "medicamento…". No sé si es cierto, pero me hace dudar.


Irak, Afganistán, crisis, corrupción y... pandemia: Miedo, temor, pánico, negocio, manipulación, control, control, control.



4 comentarios:

  1. Coincido que el miedo es un factor activo en el desarrollo y control social.
    Coincido en la gran variedad de "miedos" que son utilizados para dirigir un grupo social (incluso mundial).

    ¡Qué dificil es escapar de él!, ¡Qué dificil!

    Amigo Juanma, permíteme expresar un simple comentario, a lo bruto, en relación a lo que tan bien expresas:

    La Hipoteca, la firma de la hipoteca, por ejemplo, ya es un símbolo de las estructuras de control social.

    ¿Quién no tiene miedo a dejar de pagarla y perder su vivienda?

    ¿Quién no tiene miedo a perder su trabajo hoy en día?

    ¿Quién se atreve a denunciar abusos o precariedades laborales arriesgando su puesto laboral?

    Estas crisis valen para sesgar de raiz muchos derechos laborales conseguidos hace siglos- y años- a base de lágrimas y de sangre.

    Estas crisis económicas valen para recordar quien manda.

    Cuando el precio de la vivienda se desplome, cuando aparezcan los desahucios, los que tienen grandes fortunas conseguidas con la especulación frotarán sus manos y dirán "ahora es el momento de invertir" para luego alguilar a los que no puedan aspirar a vivienda propia.

    A veces pienso que es imposible salir de este sistema. Alguna esperanza me queda en la cultura, en la educación y en los ciudadanos críticos y reflexivos.

    La universalización de la cultura y la gratuidad de la formación educativa y universitaria es la única escapatoria que veo viable. Ojalá no nos la arrebaten pronto.

    Fdo. Carlos Vázquez.

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  2. Carlos, coincido plenamente contigo en lo que planteas. Existen mil maneras de control. Recuerdo la ilusión que me hizo ir por mi primer DNI y ¿no es ese documento una tipo de control?

    Por lo que comentas en las posibles soluciones, debemos estar atentos a los cambios que se están introduciendo en el sistema educativo. Creo que cada vez se exige menos y, por tanto, se enseña menos, controlando así la "ciudaniía crítica". No sé si estaré equivocado, pero es la sensación que tengo.

    En cuanto a que comentas de la gratuidad, las voces críticas del Plan Bolonia hablan de esto precisamente. No he leido el Plan, pero me temo lo peor.

    Muchas gracias por tus aportaciones, siempre necesarias.

    Un saludo.

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  3. Juanma, gracias a tí.

    Estoy maravillado leyendo un libro editado recientemente por Diputación llamado "Educación, ciudadanía y democracia. La SAFA de Riotinto".

    Se presentó reciéntemente. Trata sobre la revolución educativa que se vivió en Riotinto en los año 70/73. Algo que desconocía y que me está abriendo nuevos horizontes.

    Varios "pesos pesados" escriben en él, lo cuales recomiendo fervientemente, por ejemplo Miguel Ángel Ibáñez, Antonio Perejil, Venencio Cermeño...etc. ¡¡¡¡ Que pasada lo que estoy leyendo !!!, ¡¡¡ Qué pasada !!!

    ¿A qué viene todo esto ? me dirás. Pues que tus palabras me han llevado mentalmente al último párrafo del capítulo de Miguel Ángel Ibáñez, jesuita y gran promotor de la experiencia, con 85 años de sabiduría, que dice literal:

    "Aunque fuera del tema, falta la pregunta del millón: ¿Por qué aquella reforma sólo duró tres cursos? ¿Cómo acabó? No acabó, la acabaron. La Empresa minera echó de la Escuela a la Institución que la llevaba y a los profesores que llevaron a cabo la reforma. ¿Por qué?...¿Tendrá algo que ver con que a los "rectores" de la sociedad tal vez no les interese o incluso les estorbe la verdadera formación integral del pueblo en general?"

    ¡¡¡¡ Qué última pregunta para cerrar su capítulo !!!. Saludos amigo.

    Fdo. Carlos Vázquez.

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  4. Amigo Carlos, si lo comento alguien con tanto conocimiento y experiencia en ese sector...

    Muchas gracias por tu recomendación. Me haré con el libro.

    Un abrazo.

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