Autor: Gregorio Gemio del Rio.
Con esta ya serán diez ediciones del Gazpacho de Asociaciones, suficientes para pensar que se ha asentado en el calendario de los riotinteños, si no lo estuvo ya desde el primer año. Un primer año fantástico, sorprendente, inmejorable, algo en lo que creo que todos los que los pisaron, incluso los que se lo perdieron, coincidimos con unanimidad. Son innumerables los recuerdos que trae aquella fiesta, que es lo que fue, recuerdos de mayores bailando en la noche junto con chavales que llegaban de su botellón, recuerdos de stand repletos de gente descubriendo en vecinos de su mismo barrio inquietudes insospechadas, recuerdos de niños persiguiendo al taller de teatro en su espléndido pasacalles… y recuerdos de todo un pueblo escuchando su radio, escuchando RIOTINTO RADIO.
Y lo cito en mayúsculas porque lo merece, porque de esa emisora nació el Gazpacho de Asociaciones (por cierto, nombre accidental que surgió de la necesidad del área de maquetación de Diputación de elegir un nombre para el cartel que le habían encargado). De un grupo de personas que dedicaban su tiempo a la radio, sin sentir que era tiempo perdido, y entre los que se juntaron riotinteños de toda índole, sin nada o poco en común, y en cambio, un grupo dispuesto a dar el paso a la menor cita; unos estaban por afición, otros por amistad, por novedad, e incluso los había que no sabían bien porque estaban allí, pero todos estaban a gusto y todos disfrutábamos, porque a todos se nos pedía colaborar con lo que nos interesaba.
En esa época funcionaba la radio, funcionaba su asociación, y éramos muchos dispuestos y disponibles, muchos pensando e ideando mil programas y mil actividades: se hizo una maratón, se sacó la radio a la calle varias veces, se retransmitía la cabalgata, los partidos del Riotinto, la procesión de la Virgen del Rosario… y justo en esos días llegaba el esperado año 2000. Con esta excusa nos metimos en la organización del “Riotinteño del Siglo”, pretendiendo que fuese una actividad para reconocer el trabajo de alguien del pueblo (la Comisión de la Cabalgata de Reyes resultó la elegida), y que nos tuvo ocupados casi desde septiembre, con programas para que la gente votase, un fantástico seguimiento por parte de CJ en su programa de los viernes haciendo un repaso histórico al siglo, buscando empresas y comercios que colaborasen desinteresadamente, etc… todo con una filosofía clara, montar una actividad (la Gala) en la que actuasen grupos del pueblo (los grupos fueron todos locales, algunos creados especialmente para este día), con la colaboración de todos en la elección del homenajeado y con coste 0, logrado gracias a la implicación de alguna empresa y sobre todo la mayoría de los comercios con aportaciones económicas o donaciones de regalos que eran sorteados durante las votaciones en la radio entre los participantes (incluso se registró un superávit que se donó al centro de día para los regalos de reyes a los niños de las familias que este centro atendía).
El éxito alcanzado, el reconocimiento sentido por nuestro trabajo (salvando episodios de crispación momentánea) y la unión alcanzada en el grupo aquellos días nos provocó un episodio creativo, cualquier excusa era buena para idear una actividad, la mayoría quedaban en eso, en ideas, pero hubo una que arraigó de pleno, hasta el punto de decidir ocupar la calle aún sin permiso ni ayudas.
Por entonces estaban comenzando a surgir en muchos sitios las típicas ferias de tapas y, con la primavera y las romerías, los encuentros de grupos rocieros, y con está excusa Enrique y el Pitufo plantearon montar en Riotinto uno de estos encuentros. Ellos se encargarían de conseguir los grupos, nosotros del resto. Obviamente esta temática no atraía al sector más joven de los que formábamos la radio, pero una fiesta era una fiesta, así que comenzamos a darle forma a la idea.
En ese enero y febrero se habló bastante del tema y, al final, la idea del encuentro de grupos romeros no llegaba a cuajar, pero como ya nadie nos iba a quitar la idea de montar un encuentro en la calle, apareció la bombilla, la excusa perfecta para llevar a todo el mundo a la calle; ¡y todo esto escuchando constantemente el tópico de que los mojinos no se echan a la calle por nada y que aprovechan una fiesta local para irse a la playa!
¿Cómo salvábamos este miedo? Nada más fácil: obligando a la gente a salir. ¿Cómo se obliga a alguien a salir de su casa? Más fácil aún: haciéndoles partícipe ¿Cómo? Pues en la forma en la que solemos ser participes de las tradiciones y actividades del pueblo: las ASOCIACIONES.
Ya lo teníamos todo pensado.Montábamos un encuentro entre las asociaciones, peñas y grupos del pueblo con un objetivo claro: que se den a conocer entre la gente, de modo que así podrían atraer más participación, lo que ayudaría a afianzarlas y que fuesen más presentes en el día a día. Además, como complemento, planteamos la participación de los comercios a modo de muestra gastronómica y expositiva. Esos eran los objetivos, y sabíamos que si conseguíamos el apoyo de asociaciones y comercios el logro estaba asegurado.
Lo de las asociaciones no nos costó demasiado, sobre todo porque la mayoría de nosotros éramos miembros de muchas asociaciones, de grupos e incluso de entidades que recibieron la idea con la misma ilusión que nosotros.
Con los comercios fue más difícil, lo hablamos con Carmelo y el recibió con agrado la idea, y nos ofreció su experiencia en cuanto a la organización de la feria de tapas que el mismo llevaba a cabo en Nerva, pero claro, también nos mostró un punto de vista diferente y que no habíamos tenido en cuenta: la relación y reciprocidad con la administración, el Ayuntamiento. Le planteamos la situación como una actividad de la radio para aglutinar a todas las actividades presentes del pueblo, y que, obviamente, el siguiente paso era buscar la colaboración del Ayuntamiento.
Ese fue lo siguiente, el Ayuntamiento era necesario por cuestiones lógicas: permisos, logística, medios, seguridad y, lo que no parece tan evidente, porque el nombre del Ayuntamiento era necesario para poder solicitar el apoyo y la participación de diversas entidades (a nuestro nombre no nos iban a ceder ni conceder nada).
Con esta idea en la cabeza y en la carpeta pedimos una reunión en el Ayuntamiento para plantearla oficialmente, porque la ventaja de un pueblo es que todo se puede hablar cara a cara, sin necesidad de formalismo. Allí acudí junto a Jaime (que después de la Corta y el Minero, es lo más conocido de nuestro pueblo) y nos recibió Nuria, por entonces concejala de juventud; le expusimos la idea, los pormenores y las necesidades por las que necesitábamos la colaboración del Ayuntamiento; la respuesta, la de siempre: no es posible por dinero, no es posible por medios, no es posible porque tenemos pensado hacer esto y lo otro más adelante; bueno, era algo esperado, así que también sabíamos cual sería nuestra salida ante esta situación. En ese momento pedimos permiso de ocupación del Centro Cívico un sábado de mayo, y en ese instante Nuria también ofreció la colaboración del Ayuntamiento.
¡Eah! pues ya estaban todos los cabos atados. Era marzo y sólo faltaba dar el empujón para arrancar. Ese empujón debía ser una reunión en el Ayuntamiento en la que plantear la situación y las necesidades por cada una de las partes, así que allí nos encontramos con el alcalde (José Manuel Delgado), la concejala de Juventud (Nuria Clavijo), los técnicos de Cultura y Deporte del Ayuntamiento (Manuel Mayorga y Juan José), los representantes de los comercios (Carmelo y Antonio) y estábamos Jaime y yo como parte de la radio (organizadora) y de las asociaciones.
Lo malo de esta reunión fue que los comerciantes expresaron su enfrentamiento con el Ayuntamiento, por lo que se apartaban de la idea; en lo personal nos apoyarían pero como grupo no participarían, así que se caía la idea de la muestra gastronómica; y a nuevos problemas nuevas soluciones; así que junto a los stand, el grupo que quisiera podría poner una barras a precios populares, alcanzando otro objetivo: ayudar a la financiación de las asociaciones.
Ya de aquí se trabajó cada paso para darle forma, y se citó a todas las asociaciones, peñas y grupos del pueblo a una reunión, en la cual ya dimos los detalles, y con el alboroto propio de los lugares en los que hay tanta gente de diversa índole, de modo general todas aceptaron de buen grado la idea, y aunque alguna quiso dejar libertad en el tema de los precios en las tapas y bebidas, al final por consenso general estos se fijaron a 1 €. El dinero fue lo que dio lugar a alguna discusión, pero en lo que todos estuvieron conformes y encantados era en la idea de partida, que cada asociación mostrase su funcionamiento o su exposición, e incluso aquellas que por su ocupación pudieran, montarán una actividad para que todo el mundo participara de ellas.
A partir de este momento cada grupo comenzó a idear su presencia y mientras, nosotros seguimos organizando: llamamos al grupo de tiempo libre de Diputación (gestionado por unos conocidos con lo que asegurábamos que nos buscaría hueco en nuestra fecha en cuanto les llegase el visto bueno por parte de Diputación), la cartelería también fue por cuenta de Diputación, el Ayuntamiento solicitó ayudas con las que, entre otras cosas, se encargaron las carpas, tramitamos la solicitud para que Protección Civil estuviese presente (además montaron igualmente su stand), la policía, los técnicos del Ayuntamiento comenzaron a idear la forma de llevar la luz a cada stand, situar un punto de agua, etc… Entre tanto buscábamos algún patrocinador que facilitara el trabajo, y casi lo logramos (hubo una empresa que aportaba un dinero, todo el mobiliario incluida carpas y una campaña de marqueting asociado para darlo a conocer, llegando a comprometerse para, en caso de salir bien, encargarse de todo al año siguiente; pero, cuando parecía que esto iba a salir, por otro lado se cerró el acuerdo con un distribuidor local que aportaría las sillas y mesas... y menos dinero, mucho menos; cosas que pasan).
Hubo alguna reunión más, cierta insistencia sobre alguna que no acababa de decidir su participación, el ayuntamiento se comprometió a ofrecer una comida, el postre lo ponía la RTF y el “menaje” RTP. Ese era el fundamento: que cada uno aportase lo suyo de modo que no fuese un sacrificio pero que a su vez, hacía mucho más fácil la organización del evento sin que nada quedase atrás.
Y llegó el viernes, y allí estaban la mayor parte de los trabajadores del Ayuntamiento montando carpas, el escenario, tirando cables, limpiando el estanque, podando jardines, colocando bombillas, banderas; Joaquín y Juan Carlos montando el escenario y preparando el equipo para que al día siguiente sonase en todo el pueblo; las asociaciones ubicándose, preguntando, algunas pidiendo más espacio y otras a las que le venían ahora mil ideas para mostrar, incluso una peña que, después de retirarse mostrando su desacuerdo con la organización del acto negándose a participar, se presentó pidiendo su Stand (que además no le valía en cualquier sitio), y lo logró gracias a que otra se ofreció a compartirlo con ellos.
Y la mañana del sábado todo se hizo realidad, la inauguración era a las 12.00 h., pero antes, mucho antes, aquello ya era un bullicio de gente, el tren turístico ya había despertado a más de uno al pasar tocando la bocina junto a su casa cargado de niños y su griterío, así que no quedaba más remedio que salir de casa y echarse a la calle.
Esa mañana todo fue frenético, lo que este fin de semana las que participen lo ven natural, el enchufe para los botelleros, el hielo, las sobras, etc… todas estas cuestiones eran novedad, y en todas se acertó, creo. No faltó luz, ni agua, ni espacio, ni hielo, ni música con el DJ que trajo la concejalía de Cultura que gestionaba Juan Carlos; los hay que lo recordarán con cierto estrés, son los que le tocó currar en el montaje (Joaquín, Pablo y compañía), algunos con cierta lástima por perdérselo (especialmente Enrique, que participó en la organización y después no lo disfrutó), ¡ah! y la curiosidad de que Juan José (Cata) también falto porque este fue el fin de semana que Sara eligió para nacer: tampoco se lo quería perder.
Y lo importante, se disfrutó y mucho, con lo que vino de fuera: el tren turístico, el club de tiempo libre con las tirolinas y demás, el Globo, hubo asociaciones, peñas y grupos deportivos o culturales que descubrimos esos días, el club de golf con su exhibición, los pescadores igual ensayando la pesca con mosca (para la que descubrí que tampoco valgo), el pasacalles del grupo de teatro que fue un descubrimiento, los pasteles de la asociación de mujeres (que no llegué a probar), la presentación de las actividades del taller de día de menores (vaya fin de semana que se tiró Fruto y sus niños), las exposiciones de la Coral, la Unión, el Riotinto Balompié, los Cazadores, la tómbola, los Amigos de la Naturaleza, obviamente Riotinto Radio poniéndole el sonido, y hubo un grupo, no recuerdo cual, que llegó esa mañana pidiéndonos por favor que les hiciéramos un hueco, no se habían enterado, y junto al Stand de los pescadores, en la esquina junto al escenario, allí colocaron su mesita, ellos se buscaron su propia carpita, y ya eran uno más.
Hasta el clima acompañó, el sol casi no nos dejó ni de noche porque el calor hizo que esta se alargase, y como todo estaba concentrado en el Centro Cívico, todos estábamos juntos, bailando, charlando, riendo frente al escenario, junto a tu padre, o tu abuelo, tu vecino, todos mezclados y pasándolo bien; hasta los botellones se acercaron especialmente para la ocasión y se citaron en el muro (por primera vez); anécdotas miles, preguntadle a Juan Carlos que pasó al día siguiente con el DJ; y tantas otras cosas que si las citase dejaría sin espacio este blog.
Todos esto surgió de la iniciativa de la gente de la radio, que es lo que éramos, la gente de la radio, cada uno aportó lo que pudo, y a cada uno se le pidió que aportase lo que conocía mejor, por eso salió bien; y entre esa gente me acuerdo de todos, de Frusto que implicó a los chiquillos del Centro de Día incluyéndolo como parte de sus actividades, CJ y Patricia que ayudaron en la parte que no se ve, el montón de chavales que por entonces hacían sus pinitos en la radio, Héctor, Paco, Jonathan, Fernando, Saul y Juanma en plena Selectividad, Roberto, Juan, Alberto, Pancho; por supuesto Joaquín y Juan Carlos, que aunque les costó sumarse, al final por su propia actividad en el Ayuntamiento se pringaron como los que más… Jaime, el chico para todo, y un montón más que espero no se enfaden conmigo ahora por no citarlos.
Y con estas llegó el domingo y, muy de noche, se terminó todo y se comenzó a pensar en el año siguiente, año siguiente que, por cierto, nadie nos llamó para organizarlo, y cuando dijimos de comenzar la respuesta fue: "ya lo hemos pensado, ya os avisamos para la reunión con las asociaciones." En fin, reunión que se haría en abril, y desde entonces hasta ahora.
Hemos ganado un punto en el calendario que todos señalamos para encontrarnos en nuestro pueblo, aunque de entonces a hoy se han perdido algunas cosas de la esencia original. Ya no es obligatorio organizar algo por parte de las asociaciones para participar y las hay que se centran en sacar dinero sin ofrecer nada, así no se incentiva para que la gente participe, se unan, que las asociaciones colaboren entre ellas, en fin. No es lo mismo que entonces, al menos yo no lo siento así, y quizás deberían ser las propias asociaciones las que den el paso adelante y que el año próximo no esperen a la llamada del Ayuntamiento en el mes de abril, no sea todo tan precipitado, que puedan darle cada una su toque y su punto de vista; que la organización no dependa ni del presupuesto ni de la disponibilidad del ayuntamiento. Este encuentro debería partir siempre desde las asociaciones, lo que, como se demostró en aquel primer año, es más que posible, que para el 2010 sean las asociaciones las que llamen al Ayuntamiento y no le pidan dinero, sino un fin de semana en el que mostrarse, el resto se consigue.
Bueno, me despido después de esta parrafada, en el primer año que no estaré haciendo lomos a la plancha (si no me pringa nadie en el último momento), pero las circunstancias obligan… aunque sacaré un rato para estar allí (e intentar probar los pasteles de la Asociación de Mujeres).
Nos vemos.
Y lo cito en mayúsculas porque lo merece, porque de esa emisora nació el Gazpacho de Asociaciones (por cierto, nombre accidental que surgió de la necesidad del área de maquetación de Diputación de elegir un nombre para el cartel que le habían encargado). De un grupo de personas que dedicaban su tiempo a la radio, sin sentir que era tiempo perdido, y entre los que se juntaron riotinteños de toda índole, sin nada o poco en común, y en cambio, un grupo dispuesto a dar el paso a la menor cita; unos estaban por afición, otros por amistad, por novedad, e incluso los había que no sabían bien porque estaban allí, pero todos estaban a gusto y todos disfrutábamos, porque a todos se nos pedía colaborar con lo que nos interesaba.
En esa época funcionaba la radio, funcionaba su asociación, y éramos muchos dispuestos y disponibles, muchos pensando e ideando mil programas y mil actividades: se hizo una maratón, se sacó la radio a la calle varias veces, se retransmitía la cabalgata, los partidos del Riotinto, la procesión de la Virgen del Rosario… y justo en esos días llegaba el esperado año 2000. Con esta excusa nos metimos en la organización del “Riotinteño del Siglo”, pretendiendo que fuese una actividad para reconocer el trabajo de alguien del pueblo (la Comisión de la Cabalgata de Reyes resultó la elegida), y que nos tuvo ocupados casi desde septiembre, con programas para que la gente votase, un fantástico seguimiento por parte de CJ en su programa de los viernes haciendo un repaso histórico al siglo, buscando empresas y comercios que colaborasen desinteresadamente, etc… todo con una filosofía clara, montar una actividad (la Gala) en la que actuasen grupos del pueblo (los grupos fueron todos locales, algunos creados especialmente para este día), con la colaboración de todos en la elección del homenajeado y con coste 0, logrado gracias a la implicación de alguna empresa y sobre todo la mayoría de los comercios con aportaciones económicas o donaciones de regalos que eran sorteados durante las votaciones en la radio entre los participantes (incluso se registró un superávit que se donó al centro de día para los regalos de reyes a los niños de las familias que este centro atendía).
El éxito alcanzado, el reconocimiento sentido por nuestro trabajo (salvando episodios de crispación momentánea) y la unión alcanzada en el grupo aquellos días nos provocó un episodio creativo, cualquier excusa era buena para idear una actividad, la mayoría quedaban en eso, en ideas, pero hubo una que arraigó de pleno, hasta el punto de decidir ocupar la calle aún sin permiso ni ayudas.
Por entonces estaban comenzando a surgir en muchos sitios las típicas ferias de tapas y, con la primavera y las romerías, los encuentros de grupos rocieros, y con está excusa Enrique y el Pitufo plantearon montar en Riotinto uno de estos encuentros. Ellos se encargarían de conseguir los grupos, nosotros del resto. Obviamente esta temática no atraía al sector más joven de los que formábamos la radio, pero una fiesta era una fiesta, así que comenzamos a darle forma a la idea.
En ese enero y febrero se habló bastante del tema y, al final, la idea del encuentro de grupos romeros no llegaba a cuajar, pero como ya nadie nos iba a quitar la idea de montar un encuentro en la calle, apareció la bombilla, la excusa perfecta para llevar a todo el mundo a la calle; ¡y todo esto escuchando constantemente el tópico de que los mojinos no se echan a la calle por nada y que aprovechan una fiesta local para irse a la playa!
¿Cómo salvábamos este miedo? Nada más fácil: obligando a la gente a salir. ¿Cómo se obliga a alguien a salir de su casa? Más fácil aún: haciéndoles partícipe ¿Cómo? Pues en la forma en la que solemos ser participes de las tradiciones y actividades del pueblo: las ASOCIACIONES.
Ya lo teníamos todo pensado.Montábamos un encuentro entre las asociaciones, peñas y grupos del pueblo con un objetivo claro: que se den a conocer entre la gente, de modo que así podrían atraer más participación, lo que ayudaría a afianzarlas y que fuesen más presentes en el día a día. Además, como complemento, planteamos la participación de los comercios a modo de muestra gastronómica y expositiva. Esos eran los objetivos, y sabíamos que si conseguíamos el apoyo de asociaciones y comercios el logro estaba asegurado.
Lo de las asociaciones no nos costó demasiado, sobre todo porque la mayoría de nosotros éramos miembros de muchas asociaciones, de grupos e incluso de entidades que recibieron la idea con la misma ilusión que nosotros.
Con los comercios fue más difícil, lo hablamos con Carmelo y el recibió con agrado la idea, y nos ofreció su experiencia en cuanto a la organización de la feria de tapas que el mismo llevaba a cabo en Nerva, pero claro, también nos mostró un punto de vista diferente y que no habíamos tenido en cuenta: la relación y reciprocidad con la administración, el Ayuntamiento. Le planteamos la situación como una actividad de la radio para aglutinar a todas las actividades presentes del pueblo, y que, obviamente, el siguiente paso era buscar la colaboración del Ayuntamiento.
Ese fue lo siguiente, el Ayuntamiento era necesario por cuestiones lógicas: permisos, logística, medios, seguridad y, lo que no parece tan evidente, porque el nombre del Ayuntamiento era necesario para poder solicitar el apoyo y la participación de diversas entidades (a nuestro nombre no nos iban a ceder ni conceder nada).
Con esta idea en la cabeza y en la carpeta pedimos una reunión en el Ayuntamiento para plantearla oficialmente, porque la ventaja de un pueblo es que todo se puede hablar cara a cara, sin necesidad de formalismo. Allí acudí junto a Jaime (que después de la Corta y el Minero, es lo más conocido de nuestro pueblo) y nos recibió Nuria, por entonces concejala de juventud; le expusimos la idea, los pormenores y las necesidades por las que necesitábamos la colaboración del Ayuntamiento; la respuesta, la de siempre: no es posible por dinero, no es posible por medios, no es posible porque tenemos pensado hacer esto y lo otro más adelante; bueno, era algo esperado, así que también sabíamos cual sería nuestra salida ante esta situación. En ese momento pedimos permiso de ocupación del Centro Cívico un sábado de mayo, y en ese instante Nuria también ofreció la colaboración del Ayuntamiento.
¡Eah! pues ya estaban todos los cabos atados. Era marzo y sólo faltaba dar el empujón para arrancar. Ese empujón debía ser una reunión en el Ayuntamiento en la que plantear la situación y las necesidades por cada una de las partes, así que allí nos encontramos con el alcalde (José Manuel Delgado), la concejala de Juventud (Nuria Clavijo), los técnicos de Cultura y Deporte del Ayuntamiento (Manuel Mayorga y Juan José), los representantes de los comercios (Carmelo y Antonio) y estábamos Jaime y yo como parte de la radio (organizadora) y de las asociaciones.
Lo malo de esta reunión fue que los comerciantes expresaron su enfrentamiento con el Ayuntamiento, por lo que se apartaban de la idea; en lo personal nos apoyarían pero como grupo no participarían, así que se caía la idea de la muestra gastronómica; y a nuevos problemas nuevas soluciones; así que junto a los stand, el grupo que quisiera podría poner una barras a precios populares, alcanzando otro objetivo: ayudar a la financiación de las asociaciones.
Ya de aquí se trabajó cada paso para darle forma, y se citó a todas las asociaciones, peñas y grupos del pueblo a una reunión, en la cual ya dimos los detalles, y con el alboroto propio de los lugares en los que hay tanta gente de diversa índole, de modo general todas aceptaron de buen grado la idea, y aunque alguna quiso dejar libertad en el tema de los precios en las tapas y bebidas, al final por consenso general estos se fijaron a 1 €. El dinero fue lo que dio lugar a alguna discusión, pero en lo que todos estuvieron conformes y encantados era en la idea de partida, que cada asociación mostrase su funcionamiento o su exposición, e incluso aquellas que por su ocupación pudieran, montarán una actividad para que todo el mundo participara de ellas.
A partir de este momento cada grupo comenzó a idear su presencia y mientras, nosotros seguimos organizando: llamamos al grupo de tiempo libre de Diputación (gestionado por unos conocidos con lo que asegurábamos que nos buscaría hueco en nuestra fecha en cuanto les llegase el visto bueno por parte de Diputación), la cartelería también fue por cuenta de Diputación, el Ayuntamiento solicitó ayudas con las que, entre otras cosas, se encargaron las carpas, tramitamos la solicitud para que Protección Civil estuviese presente (además montaron igualmente su stand), la policía, los técnicos del Ayuntamiento comenzaron a idear la forma de llevar la luz a cada stand, situar un punto de agua, etc… Entre tanto buscábamos algún patrocinador que facilitara el trabajo, y casi lo logramos (hubo una empresa que aportaba un dinero, todo el mobiliario incluida carpas y una campaña de marqueting asociado para darlo a conocer, llegando a comprometerse para, en caso de salir bien, encargarse de todo al año siguiente; pero, cuando parecía que esto iba a salir, por otro lado se cerró el acuerdo con un distribuidor local que aportaría las sillas y mesas... y menos dinero, mucho menos; cosas que pasan).
Hubo alguna reunión más, cierta insistencia sobre alguna que no acababa de decidir su participación, el ayuntamiento se comprometió a ofrecer una comida, el postre lo ponía la RTF y el “menaje” RTP. Ese era el fundamento: que cada uno aportase lo suyo de modo que no fuese un sacrificio pero que a su vez, hacía mucho más fácil la organización del evento sin que nada quedase atrás.
Y llegó el viernes, y allí estaban la mayor parte de los trabajadores del Ayuntamiento montando carpas, el escenario, tirando cables, limpiando el estanque, podando jardines, colocando bombillas, banderas; Joaquín y Juan Carlos montando el escenario y preparando el equipo para que al día siguiente sonase en todo el pueblo; las asociaciones ubicándose, preguntando, algunas pidiendo más espacio y otras a las que le venían ahora mil ideas para mostrar, incluso una peña que, después de retirarse mostrando su desacuerdo con la organización del acto negándose a participar, se presentó pidiendo su Stand (que además no le valía en cualquier sitio), y lo logró gracias a que otra se ofreció a compartirlo con ellos.
Y la mañana del sábado todo se hizo realidad, la inauguración era a las 12.00 h., pero antes, mucho antes, aquello ya era un bullicio de gente, el tren turístico ya había despertado a más de uno al pasar tocando la bocina junto a su casa cargado de niños y su griterío, así que no quedaba más remedio que salir de casa y echarse a la calle.
Esa mañana todo fue frenético, lo que este fin de semana las que participen lo ven natural, el enchufe para los botelleros, el hielo, las sobras, etc… todas estas cuestiones eran novedad, y en todas se acertó, creo. No faltó luz, ni agua, ni espacio, ni hielo, ni música con el DJ que trajo la concejalía de Cultura que gestionaba Juan Carlos; los hay que lo recordarán con cierto estrés, son los que le tocó currar en el montaje (Joaquín, Pablo y compañía), algunos con cierta lástima por perdérselo (especialmente Enrique, que participó en la organización y después no lo disfrutó), ¡ah! y la curiosidad de que Juan José (Cata) también falto porque este fue el fin de semana que Sara eligió para nacer: tampoco se lo quería perder.
Y lo importante, se disfrutó y mucho, con lo que vino de fuera: el tren turístico, el club de tiempo libre con las tirolinas y demás, el Globo, hubo asociaciones, peñas y grupos deportivos o culturales que descubrimos esos días, el club de golf con su exhibición, los pescadores igual ensayando la pesca con mosca (para la que descubrí que tampoco valgo), el pasacalles del grupo de teatro que fue un descubrimiento, los pasteles de la asociación de mujeres (que no llegué a probar), la presentación de las actividades del taller de día de menores (vaya fin de semana que se tiró Fruto y sus niños), las exposiciones de la Coral, la Unión, el Riotinto Balompié, los Cazadores, la tómbola, los Amigos de la Naturaleza, obviamente Riotinto Radio poniéndole el sonido, y hubo un grupo, no recuerdo cual, que llegó esa mañana pidiéndonos por favor que les hiciéramos un hueco, no se habían enterado, y junto al Stand de los pescadores, en la esquina junto al escenario, allí colocaron su mesita, ellos se buscaron su propia carpita, y ya eran uno más.
Hasta el clima acompañó, el sol casi no nos dejó ni de noche porque el calor hizo que esta se alargase, y como todo estaba concentrado en el Centro Cívico, todos estábamos juntos, bailando, charlando, riendo frente al escenario, junto a tu padre, o tu abuelo, tu vecino, todos mezclados y pasándolo bien; hasta los botellones se acercaron especialmente para la ocasión y se citaron en el muro (por primera vez); anécdotas miles, preguntadle a Juan Carlos que pasó al día siguiente con el DJ; y tantas otras cosas que si las citase dejaría sin espacio este blog.
Todos esto surgió de la iniciativa de la gente de la radio, que es lo que éramos, la gente de la radio, cada uno aportó lo que pudo, y a cada uno se le pidió que aportase lo que conocía mejor, por eso salió bien; y entre esa gente me acuerdo de todos, de Frusto que implicó a los chiquillos del Centro de Día incluyéndolo como parte de sus actividades, CJ y Patricia que ayudaron en la parte que no se ve, el montón de chavales que por entonces hacían sus pinitos en la radio, Héctor, Paco, Jonathan, Fernando, Saul y Juanma en plena Selectividad, Roberto, Juan, Alberto, Pancho; por supuesto Joaquín y Juan Carlos, que aunque les costó sumarse, al final por su propia actividad en el Ayuntamiento se pringaron como los que más… Jaime, el chico para todo, y un montón más que espero no se enfaden conmigo ahora por no citarlos.
Y con estas llegó el domingo y, muy de noche, se terminó todo y se comenzó a pensar en el año siguiente, año siguiente que, por cierto, nadie nos llamó para organizarlo, y cuando dijimos de comenzar la respuesta fue: "ya lo hemos pensado, ya os avisamos para la reunión con las asociaciones." En fin, reunión que se haría en abril, y desde entonces hasta ahora.
Hemos ganado un punto en el calendario que todos señalamos para encontrarnos en nuestro pueblo, aunque de entonces a hoy se han perdido algunas cosas de la esencia original. Ya no es obligatorio organizar algo por parte de las asociaciones para participar y las hay que se centran en sacar dinero sin ofrecer nada, así no se incentiva para que la gente participe, se unan, que las asociaciones colaboren entre ellas, en fin. No es lo mismo que entonces, al menos yo no lo siento así, y quizás deberían ser las propias asociaciones las que den el paso adelante y que el año próximo no esperen a la llamada del Ayuntamiento en el mes de abril, no sea todo tan precipitado, que puedan darle cada una su toque y su punto de vista; que la organización no dependa ni del presupuesto ni de la disponibilidad del ayuntamiento. Este encuentro debería partir siempre desde las asociaciones, lo que, como se demostró en aquel primer año, es más que posible, que para el 2010 sean las asociaciones las que llamen al Ayuntamiento y no le pidan dinero, sino un fin de semana en el que mostrarse, el resto se consigue.
Bueno, me despido después de esta parrafada, en el primer año que no estaré haciendo lomos a la plancha (si no me pringa nadie en el último momento), pero las circunstancias obligan… aunque sacaré un rato para estar allí (e intentar probar los pasteles de la Asociación de Mujeres).
Nos vemos.
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