5 de abril de 2010

Armadura

Sopla las velas con rápidez, aunque para el resto del mundo fue un movimiento pausado, extremadamente lento. Sopla, rie y recuerda lo que fue, lo que es. Fue niña costera, novia adolescente, mujer de ciudad. Fue monárquica, repúblicana, franquista y demócrata. Ciudadana de preguerra, guerra y posguerra. Hija, hermana, esposa, madre, abuela y pronto bisabuela. Es lo único que aún no fue y hoy en su cumpleaños le anuncian que lo será.

Su independencia se esfumó porque su corazón estaba cansado. Hoy es una más, cuando quiere recordar que hace no mucho era la primera. La melancolía le invade cuando se mira al espejo; le puede la tristeza con demasiada frecuencia, pero hoy es un gran día. Hoy, rodeada de los suyos, en secreto, se dice que quiere ver la carita de su bisnieto.

Está cansada, pero con una nueva ilusión, un nuevo aporte energético que le abre los ojos ante la vida que aún le queda. Volverá pronto la tristeza, el miedo al viaje no deseado, pero cuando lleguen estará preparada para la lucha. Como armadura: su familia. Como escudo y red: las novelitas del oeste, las sopas de letras y las telenovelas. Como espada y lanza: su bisnieto.

Hoy está convencida de su victoria.

4 comentarios:

  1. Qué bonito,cuánto amor en tus palabras.Y no merece menos quien durante toda su vida se ha volcado con los suyos entregándole todo.
    Qué bien escribes negrito.
    Un abrazo
    FJFM

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  2. OLE; no se que más añadir...

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  3. Este tipo de historias con el paso del tiempo y la vejez como protagonistas están mi cabeza desde hace algún tiempo. En esta en concreto como bien dices predomina el amor y la ilusión. En otras seguro que no.

    Muchas gracias amigos.

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  4. Oye que bonito, me ha encantado, que manera más sabia de afrontar el paso del tiempo y que manera tan tierna de narrar la tuya Sh-red.

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