Comenzamos la segunda fase de nuestro juego de relatos. En esta ocasión tienen que contener la frase del título del post. El primero en permitirnos leer su relato es Rubén. Como siempre, fantástico.
Autor: Rubén Remesal.
La explosión de aquel camión no interrumpió,
ni inmutó la conversación de los dos indigentes:
- Ves polaco; lo ves idiota, ves
a esa señora tan elegante que entra en el jaguar negro, ves ese montón de
billetes caer del cielo, ves todos esos buitres recogiendo carroñas,..,¡Lo
ves!...
-“Tienes razón, negrata, que le
importará a ellos nuestra situación, que les ha importado a ellos , los años
que llevamos durmiendo entre cartones y bebiendo esta botella de veneno, que
solo nos sirve para soterrar nuestras desgraciadas vidas”. - Por cierto nunca
me has hablado del primer día que dormiste en la calle.
-“Maldito borracho, otra vez
quieres hurgar en mi mierda… soy un boina verde
y lo sabes bien”-gritó- “No debería dormir en el asfalto de este
callejón ni un solo día de mi vida, debería poner mi sucio culo en los laureles
de esta puta nación.”
Todo por una carta, una maldita
carta que no llegó a su destino (se lamentaba el viejo vagabundo negro, de
Melbourne). “No llores, negro, no era esa mi intención, yo no fui a esa guerra
porque tenia solo nueve años”. Vivía cerca del puerto de Boston y tengo muy
pocos recuerdos de esa época”.
Esa guerra nunca debió de
existir, contestó.
Al llegar a Melbourne, fui corriendo, corrí todo
lo que pude, obligando a mis pulmones a soportar mas aire del que les
permitían, corrí por las calles, mi esposa estaba en cinta, y
según mis cálculos el bebé tendría tan solo seis meses. Golpeé la puerta y me abrió una anciana.
“¡Y mi mujer!“ –grité. “¿Dónde
esta mi mujer?”.
“La inquilina anterior ya no vive
aquí, señor, se marchó antes de acabar
la guerra, no sabía que estaba casada, ella salió con sus maletas y un bebé en
sus brazos.” –“¿Dónde iba, donde le dijo que iba?”.- no grite señor, no sé donde
se dirigía esa señora , tan solo sé que susurraba; “no vendrá , es cierto lo
que dicen, no vendrá”.
-¿Qué le dijeron negro? preguntó
el joven vagabundo.
-No lo sé polaco, no se nada,
solo sé que me engañaron, me engañó este país
de mentirosos, me prometieron estar en aquel infierno solo dos meses, y
estuve un año y medio perdido sólo, entre arrozales, seguramente me dieron por
muerto. Pero en ese año y medio logré hablar con mi sargento por radio al
quinto mes y les dije que avisaran a mi familia que volvería.
Y jamás los vi. Todas las noches
sueño con ellos, todas….por eso no me importa que llueva dinero en Manhatan, no
me importa el frío, no me importa que se iluminen las estrechas y terribles
calles de la ciudad porque explote el banco Central, no me importa nada
muchacho.
Lo único que me importa es porque
no llegó esa carta.
CONTINUARÁ……
Sigo pensando por qué no le habrá llegado la carta. Estupendo Rubén. Muchas gracias por permitir disfrutar de tus relatos.
ResponderEliminarjajajaja...y original entrelazando las historias...un genio en el Banco Central de Manhatan!!!
ResponderEliminarLuisma
Venga que estoy esperando el tuyo, loim, como has cogio la historia,jejejeje¡¡ Ruben.
ResponderEliminarjajajaja me está encantado la historia!!! por favor que continñue!!!! Manme
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