Seguimos con el juego de
relatos cortos que contenga la frase "no me cuadraban los apellidos".
A continuación podemos disfrutar del fantástico relato de Rubén, que muy
amablemente nos ha enviado por correo.
Autor: Rubén Remesal.
Quedaron en el viejo muelle a las
cinco de la mañana. Tom Ficher se encargaría de conducir el camión
cargado de explosivos. Mientras Alfred
Woll y Susan Appul, serían la pareja adinerada, que obligaba al Director del Banco
Central a entrar en la sala acorazada
donde se encontraban los lingotes de oro de las minas españolas.
El reloj marcaba las nueve en punto, el señor y la señora Woll llegaban a Wall Street, en un flamante Jaguar
negro conducido por un chico de color, asignado por el jefe.
El chico permanece en el coche y tras
la puerta de cristal, ya esperaba el director con una sonrisa muy bien
ensayada:
-Bonita mañana, señor Director.
-Encantado de saludarles, señora.
-No perdamos tiempo,
os enseñare lo que buscan.-
Justo en el momento que el
director entra con sus acompañantes en la cámara hormigonada, se produce la
detonación de un camión, que pasaba por el callejón trasero del banco Central:
-Una explosión ¡al suelo!- gritó
el director.
Y al volver la cara, el ojo negro
del Magnun, lo apuntaba entre sus
abultadas cejas:
–Quédese quieto y todo será una extraña mañana para usted- dijo
el Sr. Woll.
En estos momentos el chico de
color, pasa con su Jaguar y antes de que el Director pulsara la alarma de la cámara,
ya se encontraban muy lejos de Wall Street. Más concretamente en un motel de
carretera llamado Memphis Motel.
Allí esperaba J.F. Mich, uno de los mayores compradores de
oro del estado:
-¿Habéis traído los adoquines?-
-Si, claro, Sr. Mich.
Con estas dos frases estaba resuelto
el trato.
-¡Mich! Exclamó, la
Sra. Woll ,
y se le vino al pensamiento la
placa que portaba el chofer de color
asignado al golpe. (Mich Jr.)
Pero ya era tarde, ya brillaba la
dentadura en el rostro oscuro de aquel muchacho
que portaba en una mano la bolsa
de terciopelo rojo con las iniciales B.C. (Banco Central). En esos
momentos Tom Ficher el artillero de la
operación lamentaba:
- ¡Ahora entiendo porque no me
cuadraban los apellidos de ese bastardo!
Es increible como de una sola frase, pueden salir infinidad de historias. Ninguna de las que tenemos coinciden en nada.
ResponderEliminarMuchas gracias Rubén por participar y dejarnos este fantástico relato.
Me alegro mucho de que te hayas animado!! Está genial el relato. Manme
ResponderEliminarMUY BUENA IDEA, JUANMA, QUE SE ANIMEN , QUE SE ANIMEN, QUE ESTA DIVERTIDISIMO.YO ME LO HE PASADO DE LUJO.
ResponderEliminarMuy chulo!!Enhorabuena Rubén!!
ResponderEliminarMaría Prieto.
jajajaja...que bueno cabez!!!..en el próximo me incluyo..LUISMA
ResponderEliminareso animate, que yo por lo menos me lo paso de muerte, una buena idea que han tenido y que Juanma lo ha llevado a cabo, enhorabuena , por cierto a todos los que se animaron en el anterior, estan muy bien aunque lo que importa es escribir lo que te pida el cuerpo.
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