8 de mayo de 2012

Pero no me cuadraban los apellidos (II)

Seguimos con el juego de relatos cortos que contenga la frase "no me cuadraban los apellidos". A continuación podemos disfrutar del fantástico relato de Rubén, que muy amablemente nos ha enviado por correo.


Autor: Rubén Remesal.


Quedaron en el viejo muelle a las cinco de la mañana. Tom Ficher se encargaría de conducir  el camión  cargado de explosivos. Mientras Alfred  Woll  y  Susan Appul, serían la pareja  adinerada, que obligaba al Director del Banco Central  a entrar en la sala acorazada donde se encontraban los lingotes de oro de las minas españolas.

El reloj marcaba las  nueve en punto, el señor y la señora Woll  llegaban a Wall Street, en un flamante Jaguar negro conducido por un chico de color, asignado por  el jefe.

El chico permanece en el coche y tras la puerta de cristal, ya esperaba el director con una sonrisa muy bien ensayada:

-Bonita mañana, señor Director.
-Encantado de saludarles, señora.
-No perdamos  tiempo,  os  enseñare  lo que buscan.-

Justo en el momento que el director entra con sus acompañantes en la cámara hormigonada, se produce la detonación de un camión, que pasaba   por el callejón  trasero del banco Central:

-Una explosión ¡al suelo!- gritó el director.

Y al volver la cara, el ojo negro del  Magnun, lo apuntaba entre sus abultadas cejas:

–Quédese quieto y  todo será una extraña mañana para usted- dijo el Sr. Woll.

En estos momentos el chico de color, pasa con su Jaguar y antes de que el Director pulsara la alarma de la cámara, ya se encontraban muy lejos de Wall Street. Más concretamente en un motel de carretera llamado Memphis Motel.

Allí esperaba  J.F. Mich, uno de los mayores compradores de oro del estado:

-¿Habéis traído los adoquines?-
-Si, claro, Sr. Mich.

Con estas dos frases estaba resuelto el trato.

-¡Mich! Exclamó, la Sra. Woll,  y  se le vino al pensamiento la placa que portaba el chofer de color  asignado al golpe. (Mich Jr.)
Pero ya era tarde, ya brillaba la dentadura en el rostro oscuro de aquel muchacho  que portaba en una mano la bolsa  de terciopelo rojo con las iniciales B.C. (Banco Central). En esos momentos Tom Ficher  el artillero de la operación lamentaba:

- ¡Ahora entiendo porque no me cuadraban los apellidos de ese bastardo!



6 comentarios:

  1. Es increible como de una sola frase, pueden salir infinidad de historias. Ninguna de las que tenemos coinciden en nada.

    Muchas gracias Rubén por participar y dejarnos este fantástico relato.

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  2. Me alegro mucho de que te hayas animado!! Está genial el relato. Manme

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  3. MUY BUENA IDEA, JUANMA, QUE SE ANIMEN , QUE SE ANIMEN, QUE ESTA DIVERTIDISIMO.YO ME LO HE PASADO DE LUJO.

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  4. Muy chulo!!Enhorabuena Rubén!!
    María Prieto.

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  5. jajajaja...que bueno cabez!!!..en el próximo me incluyo..LUISMA

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  6. eso animate, que yo por lo menos me lo paso de muerte, una buena idea que han tenido y que Juanma lo ha llevado a cabo, enhorabuena , por cierto a todos los que se animaron en el anterior, estan muy bien aunque lo que importa es escribir lo que te pida el cuerpo.

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